Capa electrónica del elemento 115 (ununpentio)
Pongamos un transuránido y que vuelen los OVNI
El elemento químico número 115, más conocido por ununpentio, el nombre
sistemático que da la IUPAC a los nuevos elementos cuya identificación está
pendiente de confirmación, sería de interés tan solo para el reducido grupo de
científicos que trastean con elementos transuránidos de no ser por el pequeño
detalle de que la mitad de los partidarios de que los extraterrestres nos
visitan están convencidos de que estamos ante el secreto definitivo de cómo
funcionan sus naves espaciales.
El motivo de ello son las impactantes declaraciones que realizó en 1989
para la televisión norteamericana Bob Lazar, quien sostiene haber trabajado
para el gobierno durante los años 1988 y 1989 en una base aérea del desierto de
Nevada, concretamente en la zona llamada “Sector 4”, anexa a la célebre Área
51, en un proyecto que tenía por objeto el intentar comprender el
funcionamiento de nueve artefactos en forma de disco volador que estarían
guardados en secreto en los hangares de la base. Según él, las naves serían de
origen extraterrestre, concretamente procedentes del sistema Zeta Reticuli, y
funcionarían mediante un sistema generador de ondas de “antigravedad” que
distorsionaría el espacio-tiempo y que obtendría la energía a partir de una
producción masiva de antimateria en la desintegración del entonces desconocido
elemento 115.
Aunque veinticinco años después de esas declaraciones Lazar sigue
defendiendo lo mismo, toda la historia ha estado sembrada de dudas desde el
principio. En primer lugar, las dos universidades de élite en las que declara
haberse graduado (MIT y Caltech) no conservan registro alguno de su paso por
ellas, cosa que el supuesto físico y sus
seguidores achacan a la voluntad del gobierno de borrar todo rastro de sus
andanzas. De hecho, Lazar dice haber sido amenazado en varias ocasiones,
incluso de muerte. Sin embargo, y a pesar de que George Knapp, el periodista
que le entrevistó en 1989, cree que la falta de colaboración de las
instituciones en sus pesquisas puede ser un indicio de que el relato contiene
al menos parte de verdad, el único registro encontrado hasta la fecha que
prueba la relación de Lazar con el
Laboratorio nacional de Los Álamos es una guía telefónica de la que se
desprende que en algún momento trabajó para un contratista.
El ununpentio, por su parte, fue creado por primera vez en 2003 por investigadores
rusos en el Instituto Conjunto para la Investigación Nuclear en Dubna y, hasta
la fecha, se han fabricado cuatro isótopos del mismo con vidas medias de entre
16 y 220 milisegundos, algo muy alejado del supuesto isótopo estable con el que
Lazar dice que trabajó. Además, todos estos isótopos se desintegran emitiendo
una partícula alfa, no un positrón ni ningún otro tipo de antimateria. De
hecho, varios físicos han señalado que un dispositivo como el descrito por el
controvertido testigo violaría un buen número de leyes físicas bien
establecidas, por no mencionar que nadie sabe qué es la “amplificación de ondas
gravitacionales” con la que Lazar parece estar familiarizado.
A pesar de ésta y otras muchas inconsistencias en su historia, algunos
extraños detalles de la biografía del supuesto científico (notablemente la
curiosa falta de referencias acerca de sus actividades de juventud y la mención
de Knapp de haber hallado un artículo de 1982 en una revista de Los Álamos
donde se hace referencia a Lazar como un físico de Los Álamos Meson Physics Facility) han hecho pensar a muchos que no
todo es una superchería. Además, el secretismo que rodea todo lo relacionado
con el Área 51, donde sin duda se hacen pruebas con tecnología y equipamiento
militar de vanguardia, así como el recuerdo del célebre “incidente de Roswell”,
abonan la longevidad del relato. Sin embargo, la mayoría de los periodistas e
investigadores del fenómeno OVNI opinan que Lazar simplemente buscaba
notoriedad, utilizando el concepto real de “islas de estabilidad”(*) de los elementos transuránidos para intentar darle credibilidad a la historia.
En cualquier caso, y sea cual sea la verdad acerca del Área 51, lo cierto
es que no hay nada en el ununpentio que nos permita sospechar, al menos por el
momento, que los extraterrestres lo empleen para pasearse por el firmamento en
veloces naves que distorsionan el espacio-tiempo.
¡Hasta la próxima!
(*) Se trata de configuraciones especiales de protones y neutrones que proporcionan a elementos pesados una estabilidad superior a la de sus vecinos.