El sismómetro de Zhang Heng
Los anales recopilados en el “Hou
Hanshu” (“El libro de la dinastía Han Posterior”), aseguran que, hacia 132 d.C.,
el científico, ingeniero y artista chino Zhang Heng (78-140 d.C.), una especie de Leonardo del celeste imperio, inventó un detector de terremotos que, según la tradición, era capaz de detectar movimientos sísmicos que tenían lugar a gran distancia.
Al parecer, y a diferencia de la
mayoría de sus coetáneos a lo largo y ancho del planeta, Zhang Heng opinaba que
los terremotos no eran obra de unos dioses enfadados, ni de
turbulencias entre el “yin” y el “yang”, sino que tenían un origen
natural. Para intentar detectarlos, diseñó un aparato consistente en una
especie de jarrón de unos 2,5 mts. de alto con ocho dragones pegados boca abajo
en el exterior a intervalos regulares y en los que se colocaba una bola. En su
interior, un péndulo vertical sujeto a una barra estaba conectado a los dragones a través de un
juego de brazos horizontales, de forma que podía oscilar en cualquier dirección.
En la base del aparato, enfrente de cada dragón, había un sapo con la boca
abierta. Al parecer, todo el conjunto estaba hecho de bronce.
El aparato, conocido como “Houfeng didong
yi”, se colocaba orientado al norte, de modo que cada uno de los dragones
apuntaba aproximadamente hacía cada uno de los puntos cardinales, incluyendo
los cuatro principales más el nordeste, el noroeste, el sudeste y el sudoeste.
Cuando se producía un seísmo, el dragón que se encontraba en la dirección
aproximada del terremoto dejaba supuestamente caer la bola en la boca del sapo
correspondiente. Según la tradición, se trataba de un aparato muy sensible, capaz
de detectar incluso temblores muy lejanos (hay referencias que hablan de
cientos de kilómetros), aunque no servía para medir la intensidad del seísmo,
por lo que en realidad no se trataba de un auténtico sismógrafo.
Aunque ninguna de las réplicas
que hasta la fecha se han construido del ingenioso instrumento son verdaderamente
funcionales (*), la mayor parte de los expertos está de acuerdo en
que el objeto era real, faltando únicamente algunos detalles específicos del sistema
de funcionamiento interno. Sea como fuere, la mera descripción del aparato en
los textos antiguos (el “Hou Hanshu” fue escrito en el siglo V a partir de
documentos anteriores) atestigua cuando menos una forma de pensar que se adelantó
en casi 1800 años a los esfuerzos de John Milne y el resto de los científicos
que desarrollaron el primer sismógrafo de péndulo horizontal a finales del
siglo XIX.
¡Felices vacaciones!