Una espada con señales de corrosión tan solo en la empuñadura
El misterio de las espadas del ejército de terracota
Desde que en 1974 saliese a la luz el fantástico ejército de terracota,
cerca de Xi’an, en China, se han escrito ríos de tinta sobre esta auténtica
maravilla de la antigüedad, catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la
Unesco desde finales de los años ochenta del pasado siglo. Sin embargo, y a
pesar de las décadas transcurridas desde el descubrimiento, hay rompecabezas
que todavía los científicos no han sido capaces de resolver. Uno de los más enigmáticos
es el de las espadas de bronce que forman parte del equipamiento de los
guerreros.
Pero, ¿qué tienen de enigmáticas unas vulgares espadas de bronce? Pues que,
después de más de dos milenios, lejos de estar completamente corroídas y
cubiertas de la típica pátina de color verdoso, las espadas de los soldados de
terracota están fundamentalmente intactas, conservando tanto su filo como el
gris metalizado del metal original. ¿El motivo? La presencia de un revestimiento
de óxido de cromo de entre 10 y 15 micrones que ha protegido el bronce a través
de los siglos. Si tenemos en cuenta que las propiedades del cromo como aditivo
protector contra la corrosión no se descubrieron hasta finales del s XIX (el
propio elemento no fue identificado como tal hasta 1798), la cuestión de la
procedencia del que se encuentra en las célebres espadas no es en absoluto
baladí.
Una posible explicación es que el cromo provenga de la contaminación accidental
del bronce durante el proceso de forjado. En efecto, algunos investigadores
piensan que la fundición del metal pudo llevarse a cabo en presencia o en la
cercanía de minerales con un cierto contenido de cromo, cuyos átomos habrían
emigrado a la superficie de las espadas en el ambiente reductor de las fraguas.
Una vez en su sitio, y como es sabido, el cromo captura todo el oxígeno que entra
en contacto con la superficie del metal, formando una capa protectora de óxido.
El problema de esta explicación es que no da cuenta de por qué la empuñadura de
las armas está corroída. ¿Cómo podrían
migrar los átomos de cromo solamente hasta el cuerpo de la espada, eludiendo el
mango? ¿Quizás las empuñaduras se forjaron en un ambiente diferente?
Ante estas cuestiones, un sector todavía minoritario de expertos, entre los
que se encuentran los propios encargados de cuidar y restaurar al ejército de
terracota, opina que tal vez los antiguos metalúrgicos chinos desarrollaron
algún tipo de técnica de cromado, al descubrir, puede que por casualidad, que
al mezclar ciertos minerales con el bronce los objetos metálicos quedaban protegidos
contra la corrosión. Por último, hay quien piensa que el porcentaje de cromo es
demasiado bajo como para proporcionar una protección tan efectiva, de modo que
el motivo por el que las espadas se han conservado de la forma en que lo han
hecho hay que buscarlo en otra parte.
¿Cuál es el secreto que se esconde detrás de este misterio? Probablemente
aun tardaremos tiempo en saberlo, y es posible que nunca lo averigüemos con
certeza. La hipótesis de la contaminación accidental parece factible, pero la
ausencia de cromo en las empuñaduras apunta hacia un tratamiento deliberado,
algo que de confirmarse implicaría que unos desconocidos pioneros de la
metalurgia descubrieron un formidable tratamiento
anticorrosión más de dos mil años antes que sus colegas occidentales.
¡Hasta pronto!
Nota- Texto adaptado del libro del autor: Esto no estaba en mi libro de historia de la química
Nota- Texto adaptado del libro del autor: Esto no estaba en mi libro de historia de la química