El THTR-300, un antiguo reactor nuclear de torio
El boy scout radiactivo
Todos los que hemos estudiado química un poco en serio recordamos la
presencia en los laboratorios de algún compañero algo“friki”, de esos que
gustan bombardear el campo de fútbol de enfrente con pequeños cohetes
fabricados con crisoles y mechas de magnesio. Pero, para “friki”, nadie mejor
que el bueno de David Charles Hahn, un chaval de Detroit que en la década de los 90
saltó a la fama por haber intentado poner en marcha un reactor nuclear en el
jardín de su casa.
David no era un estudiante modelo, ni mucho menos, pero se sentía fascinado
por la química. Además, no tenía malos sentimientos, ya que soñaba con
solucionar los problemas energéticos de la especie humana produciendo energía
nuclear barata con un equipo doméstico. Para ello, comenzó a cartearse con
funcionarios del gobierno norteamericano que, por increíble que pueda parecer,
se creyeron que el intrépido adolescente era un tal “profesor Hahn”, que iba en
busca de datos para diseñar unos experimentos en clase. Con la información
obtenida, a Hahn se le ocurrió que no sería difícil poner en marcha nada menos
que un reactor reproductor de fisión de tipo termal, en el que el isótopo de
torio-232 absorbe un neutrón, convirtiéndose en torio-233, que a su vez decae
por desintegración beta, transformándose primero en protactinio-233 y luego en
uranio-233, el combustible que vuelve a iniciar el ciclo y que de esta manera sostiene
la actividad del reactor.
Provisto de un delantal de plomo de dentista, el joven aprendiz de brujo
compró un gran número de mantos de recambio para lámparas de torio (muy
utilizadas en la industria), quemándolas con un soplete hasta obtener unas
cenizas que trató a continuación con el litio que sacó de baterías abiertas con
unas tenazas. Haciendo reaccionar el litio con las cenizas, consiguió purificar
torio en cantidad suficiente como para envolver el núcleo del pequeño reactor,
que construyó con un bloque de plomo perforado. A partir de miras telescópicas,
también obtuvo tritio (un isótopo del hidrógeno) con el que fabricar el
moderador de neutrones. Ya solo le faltaba el material fisible que originase la
reacción, por ejemplo, un poco de uranio-235 para irradiar el torio. Pero esto era un auténtico problema, de hecho el mismo que afrontaron
durante la Segunda Guerra Mundial los científicos del célebre “Proyecto
Manhattan”. El uranio-235 se encuentra en la
naturaleza en una proporción muy baja con respecto al uranio-238 habitual, por
lo que hay que “enriquecerlo”, algo extremadamente difícil y que requiere
instalaciones complejas. Primero, David se paseó inútilmente por medio estado de Michigan con su Pontiac
equipado con un contador Geiger. A continuación,
adquirió mineral de uranio de la República Checa e intentó enriquecerlo con
métodos rudimentarios. Cuando comprobó que no había nada que hacer, fabricó una
ingeniosa “pistola de neutrones”, utilizando americio radiactivo que robó de
detectores de humo. Sin embargo, la pistola no funcionó.
A pesar de ello, y aunque el reactor se mantuvo siempre muy lejos de la
masa crítica (el famoso físico atómico Al Ghiorso estimó que la cantidad de
material fisible reunido por el adolescente era un billón de veces inferior a
la necesaria para tener éxito irradiando el torio), alcanzó niveles de
radiactividad mil veces superiores a las normales. El que fuese bautizado por
la prensa como “el Boy Scout
radiactivo”, se asustó y desmanteló el reactor, justo antes de ser detenido por
la policía durante un incidente casual. Al registrar su Pontiac, los agentes
descubrieron los materiales radiactivos y entraron en pánico, desencadenando
una “Respuesta de Emergencia Radiológica Federal” que involucró al FBI, a la
Comisión Reguladora Nuclear y a la Agencia de Protección Ambiental de los
Estados Unidos, que se encargó de limpiar el cobertizo y enterrar los desechos
radiactivos.
Aunque el intrépido adolescente se salió de rositas dada su evidente buena
voluntad, nunca volvió a disfrutar de un protagonismo como el de aquellos días.
En 2007, David Hahn fue arrestado por intentar robar detectores de humo (que
manía con el americio), aunque su ingreso en prisión fue suspendido para que
pudiese recibir tratamiento contra la radiación.
De modo que si alguna vez queréis fabricar un reactor nuclear en el patio
de casa, más arriba tenéis la receta. El problema es el material fisible de partida,
pero siempre podéis intentar construir primero una gigantesca factoría para su
purificación. Y, a ser posible, que no se entere el FBI.
¡Hasta pronto!
Nota- Texto adaptado del libro del autor: Esto no estaba en mi libro de historia de la química
Nota- Texto adaptado del libro del autor: Esto no estaba en mi libro de historia de la química