El mapa de Henricus Martellus de 1489
Un mapa que ¿cambió el mundo?
En 1489, en plena era de los descubrimientos y tres años antes de que Colón
llegase a las Indias, un oscuro cartógrafo alemán del que poco se sabe dibujó
en Florencia un extraño mapa del mundo que se cree tuvo una asombrosa
influencia en los acontecimientos que siguieron, estando recubierto desde
entonces por una aureola de intriga y misterio en la que se mezclan nuevos descubrimientos, prácticas de desinformación y secretos de estado del siglo XV.
Basado en los antiguos mapas de Claudio Ptolomeo que se habían convertido
en la base de la cartografía renacentista en Occidente, el mapamundi de Heinrich Hammer,
que usaba el nombre latinizado de Henricus Martellus Germanus, incorporaba
tanto los descubrimientos de Marco Polo como detalles revelados de fuentes africanas, así como los hallazgos más recientes de los
navegantes portugueses, mostrándose especialmente detallado en lo referente a
la red fluvial y a las costas africanas. Pero, al igual que las obras anteriores del cardenal
D’Ailly y de Paolo Toscanelli, el mapa mostraba la isla de Cipango (Japón) a
tan solo 3.500 millas al oeste de la Península Ibérica, extendiendo de forma exagerada
el tamaño del continente euroasiático. Un error de bulto que resulta de lo más
sospechoso, ya que a partir del examen de mapas anteriores resulta evidente que la extensión
más o menos correcta de la masa continental era bien conocida en esa época. Asimismo, el tamaño de
África está también muy exagerado, extendiéndose la friolera de 11º más de la
cuenta hacia el sur, algo extraño si tenemos en cuenta que cuando el año
anterior Bartolomeu Dias circunnavegó el Cabo de Buena Esperanza ya era posible
determinar la latitud con bastante exactitud. Dejando al margen que el detalle
de las costas africanas ofrecido en el mapa evidencia la filtración de información
secreta desde Portugal, parece claro que
alguien involucrado en el diseño del mapa quiso confundir a sus destinatarios
mostrando que la ruta oriental hacia las Indias resultaba más dificultosa de lo
que en realidad era. Para terminar de arreglarlo, el mapa incluye por primera
vez una inexistente y gigantesca península en extremo oriente, la llamada “cola
de tigre” o “Península de Catigara”, que parece una reminiscencia de la línea
costera continua que unía Asia con el sur de África en los antiguos mapas de
Ptolomeo, y que de haber estado verdaderamente allí habría dificultado
enormemente el viajar por mar hacia el Este hasta las islas de las especias (las
Molucas).
Pero, ¿quién podía estar interesado en semejante engaño? Muchos estudiosos
piensan que el hermano de Colón, Bartolomé, introdujo estos señuelos en 1488 o
1489 mientras trabajaba para el rey de Portugal. De hecho existen muchos
indicios de que el mapa fue confeccionado allí originalmente y Martellus
simplemente hizo una copia, que fue la que trascendió. Los hermanos Colón habrían
intentado convencer a los monarcas ibéricos, especialmente a los Reyes
Católicos, de que financiasen su viaje hacia el Oeste utilizando este mapa
manipulado, así como otros posteriores que no eran sino copias o desarrollos del mismo. Dado
el éxito de la empresa, puede considerarse el mapa de Martellus como uno de los
trabajos de intoxicación más exitosos de la historia, bien pudiendo decirse que
contribuyó a cambiar el mundo para siempre. Tal fue su influencia que detalles como
el de la inexistente “cola de tigre” fueron incorporados a muchos de los mapas
que se confeccionaron en Occidente durante décadas.
Pero no acaban aquí las curiosidades de este asombroso mapa. Utilizando una
red de distorsión, el cartógrafo e historiador belga (nacionalizado argentino)
Paul Gallez, informó en la década de los 90 de las extrañas coincidencias entre
el contorno costero y el sistema fluvial mostrados en la “cola de tigre” tal
como aparece en el mapa, y la auténtica longitud y posición relativa de los
ríos y otros accidentes geográficos de la vertiente oriental de Sudamérica, lo
cual, a su juicio, respalda la hipótesis de que alguien exploró el continente
americano mucho antes que el genovés. Aunque esta teoría no cuenta con
el respaldo de la mayoría de la comunidad científica, supone una intriga
más a añadir a aquellas que desde hace 500 años rodean a este legendario y enigmático mapa.
¡Hasta la semana que viene!
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