La Gran Esfinge de Guiza. A sus pies, la célebre "Estela del Sueño"
Geólogos en la Gran
Esfinge
En el año 1991, el geólogo estadounidense Robert M. Schoch hizo pública su teoría
de que el desgaste que presenta la Gran Esfinge de Guiza no es compatible con la
erosión causada por el viento o por la la arena, sino únicamente por el efecto
de una lluvia persistente. Dado que, según sus datos, el último período
lluvioso registrado en Egipto sería muy anterior a la IV dinastía, Schoch
concluía que la célebre estatua habría sido esculpida en una época tan temprana
como el 5º o el 6º milenio a.C., es decir, mucho antes de que la
civilización egipcia entrase en escena.
Con el tiempo, el heterodoxo geólogo ha
apoyado su hipótesis en estudios sísmicos de la zona que mostrarían una erosión
diferencial, demostrativa de que los egipcios de la IV Dinastía trabajaron
sobre algo construido con anterioridad, así como en el hecho de que los bloques
de caliza utilizados para construir los vecinos templos “del Valle” y “de la
Esfinge”, que fueron extraídos del mismo lecho de roca a partir del cual se
labró la Esfinge, presentan un tipo de erosión similar al de la gran escultura.
Para Schoch, el revestimiento de granito que cubre ambos templos fue colocado
posteriormente, en la época del faraón Kefrén, que es la generalmente admitida
como fecha de construcción de la Esfinge. De igual modo, los egipcios habrían
convertido la cabeza de la escultura, que originalmente habría representado a
un león, en un retrato del faraón, lo cual explicaría su evidente desproporción
con respecto al resto del cuerpo. Por su parte, el geólogo británico Colin
Reader presentó una hipótesis alternativa a la de Schoch, admitiendo que la
Esfinge es anterior a Keops o Kefrén, pero que probablemente procede de las
primeras dinastías, mientras que la destacada erosión observada en el lado
meridional de la pared que rodea la escultura se debería a la escorrentía del
agua provocada por la topografía de la explanada de Guiza, más que a la lluvia
en sí misma. La presencia de las canteras de Keops y Kefrén demostraría la
mayor antigüedad de la estructura ya que, una vez quedasen establecidas, el camino del
agua se vería bloqueado, no pudiendo seguir adelante con la erosión.
A pesar del atractivo de las teorías de Schoch y Reader, la mayoría de los geólogos
y arqueólogos no están, sin embargo, nada de acuerdo con ellas, en especial con
la primera. En primer lugar, no se ha encontrado nada en Egipto que apunte a la
existencia de una cultura sofisticada anterior a unos 5.000 años, y es evidente
que la Esfinge se encuentra plenamente integrada en el complejo funerario de
Kefrén. Aunque eso por sí mismo no prueba que fuese esculpida entonces, el
estudio de la secuencia de construcción de los dos templos parece mostrar, más
allá de toda duda, que el del Valle precede al de la Esfinge, mientras que los
bloques de caliza con los que está hecho este último proceden del mismo estrato
que los de la gran estatua, lo cual implica que ésta también se construyó con
posterioridad al templo del Valle. Estos templos tienen una estructura similar
a la de muchos otros de la IV Dinastía, lo que avala la idea de que son
contemporáneos. Los geólogos, por su parte, apuntan entre otras razones a la
formación de cristales de sal para explicar parte del proceso de erosión,
aunque tanto Schoch como Reader replican que ninguna de las alternativas
propuestas permite explicar el tipo de erosión observada en la parte posterior
de la esfinge, así como en algunas zonas del cuerpo. Asimismo, indican que las
superficies de otros monumentos tanto contemporáneos como posteriores nunca
muestran un aspecto similar. Por otro lado, la mayoría de los geólogos consideran que
las conclusiones de Schoch acerca de los estudios de sismología llevados a cabo
son precipitadas y muy cuestionables, dado que la supuesta erosión diferencial
puede ser achacada simplemente a la distinta consistencia de las zonas de la
roca.
Para echar más leña a la disputa, los últimos estudios climatológicos demuestran que
la transición de un clima húmedo a otro mucho más seco se produjo en realidad
mucho después de lo que opina Schoch, por lo que cierta erosión debida a la
lluvia pudo muy bien tener lugar durante la IV Dinastía(*). En cuanto al pequeño
tamaño de la cabeza, la mayoría de los arqueólogos piensan que, simplemente,
los egipcios aprovecharon una protuberancia natural en la roca, sin preocuparse
demasiado por las proporciones. Por supuesto, la total ausencia de
inscripciones y documentos en los monumentos de la época no ayuda a arrojar luz
sobre la polémica.
A día de hoy, el debate continúa, alimentado por la enorme popularidad que
la hipótesis de Schoch tiene entre los creyentes en supuestas
civilizaciones desaparecidas. Sin embargo, la integración de la Gran Esfinge
dentro del complejo de Kefrén, los análisis que avalan la secuencia de su
construcción, el resto de las pruebas arqueológicas y el estudio comparativo de
la célebre cabeza con otras efigies del hijo de Keops, apuntan a que la estatua
fue tallada durante la IV Dinastía, por no hablar de que no existe el menor
rastro de una cultura en la zona que fuese anterior a la egipcia y que tuviese
los medios y la tecnología necesarias para acometer semejante obra.
Queda por aclarar el espinoso asunto de la erosión del muro, un enigma rodeado de
incógnitas que podría avalar la hipótesis de Reader, lo que, sin embargo, retrasaría
la cronología de las primeras fases de la construcción de la escultura más
famosa del planeta como mucho unos cientos de años, pero que en modo alguno nos
llevaría, como les gustaría a los partidarios de Schoch, a una fecha anterior en miles de años al Egipto de los faraones.
¡Hasta pronto!
(*) Aún hoy en día el clima de Egipto se caracteriza por lluvias escasas, pero torrenciales.
(*) Aún hoy en día el clima de Egipto se caracteriza por lluvias escasas, pero torrenciales.
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