Estela de Necao II, en el museo del Louvre
El extraño viaje de los fenicios del faraón
Necao II fue un notable faraón de la dinastía XXVI que gobernó en el
antiguo Egipto durante unos 15 años, hacia el 600 a.c. Tomó partido por los
asirios en su guerra contra Babilonia, y cuando sus aliados fueron aplastados
se las vio y se las deseó para evitar la invasión de su país. Finalmente, salió
victorioso y consiguió asegurar la zona de influencia de Egipto sobre las provincias
fenicias al menos durante algún tiempo. Era un hombre emprendedor, que ordenó
construir un canal para comunicar el brazo oriental del rio Nilo con el mar
Rojo y que creó una gran flota utilizando para
ello los servicios de artesanos griegos.
Pero si se recuerda a Necao no es tanto por las vicisitudes de su reinado
como por el extraño viaje que, a decir del célebre historiador Heródoto, fue
ordenado por el faraón con el fin de conectar el mar Rojo con occidente. Al
parecer, las obras para construir el canal fracasaron, ya que hay evidencias de que fue terminado más tarde por
los persas. Entonces, según Heródoto, al faraón se le ocurrió la idea de conectar el mar Rojo con el Mediterráneo recorriendo la
costa africana y regresando a través de las Columnas de Hércules, para lo
que utilizó naves y tripulaciones fenicias bajo el mando de oficiales egipcios.
De acuerdo con el relato del padre de
la historia, varias naves fenicias salieron por el Mar de Eritrea y
circunnavegaron el continente africano tras un penoso viaje de casi tres años
en el que tuvieron que desembarcar al menos en dos ocasiones para hacerse con
provisiones a través de la siembra y la cosecha. El relato de Heródoto no
menciona si el faraón le dio continuidad al viaje o qué otras consecuencias
tuvo, pero el autor insiste en su relato en que este fue el momento en que se
descubrió que África (entonces llamada Libia) estaba rodeada por el mar.
La supuesta hazaña de los fenicios de Necao ha sido cuestionada durante
siglos, sobre la base de la gran dificultad de la empresa y de que no existen
documentos contemporáneos que la mencionen. Cuando Heródoto describió el viaje
en Los nueve libros de la Historia,
habían transcurrido unos 150 años desde los hechos que se relatan, y es bien
sabido que las fuentes del historiador de Halicarnaso no siempre eran fiables. De
hecho, el propio escritor deja entrever sus dudas de que semejante hazaña sea
cierta. Sin embargo, Heródoto menciona algo verdaderamente insólito que le da credibilidad a
la historia. Según el escritor griego, los fenicios “referían lo que a mí no se me hará creíble, aunque acaso lo sea para
algún otro, a saber, que navegando alrededor de la Libia tenían el sol a mano
derecha”, lo que puede interpretarse como que al cruzar el cabo de Buena
Esperanza veían el sol del mediodía al norte, tal y como sucede en realidad.
Aunque muchos filósofos griegos creían que la tierra era redonda, e incluso
algunos, como Aristarco de Samos, estaban convencidos de que giraba alrededor
del sol, la mayoría de ellos vivieron siglos después de Heródoto, de forma que en
su época es difícil de imaginar que alguien interpretase de forma correcta la
posición aparente del sol en el hemisferio austral. Tampoco parece verosímil
que el escritor acertase por casualidad. Por otro lado, recorrer los 26,000
kmts de costa del enorme continente negro en menos de tres años y asumiendo dos
largas paradas de varios meses requiere cubrir unos 50 kmts de media diaria,
eso sin contar con los efectos del viento, las corrientes y las tormentas que
dificultan enormemente la circunnavegación, tal y como los portugueses tuvieron
la ocasión de comprobar 2,000 años después. A modo de ejemplo, los vientos
alisios que soplan en sentido contrario al de la supuesta expedición
probablemente impedirían que los fenicios pudiesen llegar más allá del cabo
Bojador, casi a la altura de las Canarias, aunque se ha propuesto como
alternativa que los expedicionarios podrían haber continuado desde allí por
tierra, a través de las rutas comerciales saharianas que llegaban hasta las
colonias fenicias del norte de África.
¿Circunnavegaron África los navegantes fenicios seiscientos años antes de nuestra era?
¿Fué la insólita expedición del faraón Necao la primera exploración a gran
escala del globo terrestre? Hay argumentos a favor y en contra. A pesar de la
enorme dificultad de acometer semejante empresa con la tecnología disponible a
mediados del primer milenio antes de Cristo, la referencia al “sol a la
derecha” en el viejo texto de Heródoto permanece como uno de esos enigmas de la
historia de la ciencia que carecen totalmente de respuesta.
¡Hasta pronto!
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