Retrato del emperador, obra de Tiziano
La amalgama que salvó a Carlos
Es bien sabido que Carlos I de España y V de Alemania, el poderoso
emperador que protagonizó gran parte del siglo XVI, pasó toda su vida
guerreando contra sus numerosos enemigos, notablemente el rey de Francia,
Francisco I, el sultán otomano, Suleimán “El Magnífico” y los príncipes
electores alemanes. También son célebres sus problemas para financiar las
interminables guerras que llevaron a España al borde de la quiebra a finales de
su reinado. Es menos conocido, sin embargo, como la amalgama de mercurio salvó
al emperador de un desastre todavía mayor pocos años antes de su fallecimiento.
Hacia 1550, la extracción de plata en las colonias de América,
concretamente en el Virreinato de Nueva España, estaba literalmente en las
últimas ya que las mejores explotaciones estaban agotadas y muchas de las menas
disponibles gozaban de una ley tan escasa que no eran adecuadas para la
fundición. La escasez correspondiente en el suministro de plata hacia la
metrópoli estaba poniendo contra las cuerdas al emperador, que necesitaba un
flujo creciente del mineral procedente del Nuevo Mundo para pagar sus
cuantiosas deudas. La situación estaba llegando al límite cuando Bartolomé de
Medina, un próspero comerciante sevillano, decidió viajar a América para poner
en marcha un procedimiento secreto para extraer la plata que, al parecer, le
había transmitido un misterioso artesano alemán.
Como era de esperar, el ansioso emperador mostró de inmediato el máximo
interés por el viaje del comerciante quien, tras mucho experimentar, en 1555
dio con el método que llegó a conocerse como “beneficio del patio”, en el cual
el mineral de plata pulverizado se mezclaba durante semanas con salmuera y
mercurio en grandes patios con ayuda de caballos y otros animales. Después, la
amalgama resultante se calentaba en hornos que separaban el mercurio de la
plata. El éxito del nuevo procedimiento
resultó espectacular, extendiéndose su aplicación por todo el virreinato, así
como más tarde sobre el Perú. Como resultado de ello, la producción anual de plata
en las colonias se disparó, multiplicándose por 15 en el transcurso de los
siguientes cuarenta años. Como los españoles tenían el cuasi-monopolio del
mercurio debido a la posesión de las minas de Almadén, que en aquella época
producían la práctica totalidad del metal líquido que se obtenía en el planeta,
el nuevo método de extracción de la plata permitió a los españoles continuar
financiando sus guerras europeas.
Carlos V, que ya estaba viejo, pudo por fin respirar un poco, aunque se vio
obligado a transferir el control de la gran mina de cinabrio a los banqueros
alemanes Fugger durante algún tiempo, ya que como efecto secundario, y al
margen de provocar una inflación monetaria galopante en el continente, la que
fuese una de las innovaciones tecnológicas más trascendentales de aquel siglo
ocasionó que se disparase la demanda de mercurio. En cualquier caso, el
emperador pudo salvar la cara durante algún tiempo, aunque falleció un par de
años después dejándole a su hijo Felipe una herencia envenenada, plagada de
deudas y donde todos los ingresos previstos de la corona se encontraban
comprometidos de antemano. En cuanto al “beneficio del patio”, siguió
utilizándose durante siglos, contribuyendo a sostener las maltrechas finanzas
de la corona mientras mantenía a legiones de trabajadores en régimen de semiesclavitud.
A pesar de todos los avances tecnológicos, el procedimiento se ha perpetuado hasta
nuestros días, siendo utilizado habitualmente en la Amazonia, con el consiguiente
perjuicio para el medio ambiente debido a la toxicidad inherente al mercurio, un
elemento químico que salvó a un imperio y permitió a un viejo gobernante seguir
pagando sus deudas.
¡Hasta la próxima!
Nota- Texto adaptado del libro del autor: Esto no estaba en mi libro de historia de la química
Nota- Texto adaptado del libro del autor: Esto no estaba en mi libro de historia de la química
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