La estatuilla, en una vitrina del Museo Nacional del Cairo
El "pájaro de Sakkara"
En 1.898, en una tumba de la necrópolis de Sakkara, no
lejos del Cairo, se encontró una estatuilla hecha con madera de sicomoro que
data de finales del siglo III Ac. El objeto, que parece representar un halcón o
algún otro tipo de pájaro, llama inmediatamente la atención por su sorprendente
forma y por sus contornos aerodinámicos. Con 18,3 cm. de envergadura y una
longitud de 14,2 cm., dispone de un ala superior recta, muy diferente a la de
las aves y similar a la de muchos planeadores, además de una cola vertical más
parecida al timón de una aeronave que a la cola de un pájaro.
La estatuilla, de unos 40 gramos de peso, se diferencia
de todas las representaciones usuales de aves procedentes del antiguo Egipto
precisamente en aquellos detalles que más distinguen una aeronave de un pájaro.
Por ejemplo, el objeto de Sakkara no tiene patas, ni plumas esculpidas o
pintadas. De hecho, la extraña estatuilla apenas está decorada, mostrando tan
solo unos pequeños ojos y algunas líneas en la parte inferior. Otra diferencia
muy llamativa es la presencia del timón
vertical de cola. Las aves siempre tienen la cola “horizontal”, ya que no
necesitan estabilizar su dirección porque pueden corregirla fácilmente. Los
aviones, sin embargo, necesitan un timón vertical para poder mantener el rumbo.
Por último, y quizás sea lo más extraordinario de todo, la sección transversal
del ala muestra un diseño aerodinámico muy parecido al de un avión moderno. En
la antigüedad, las representaciones de los pájaros raramente mostraban las alas
con un perfil semejante.
Aunque en un
principio pasó desapercibido (*), en el transcurso de los últimos 40 años se
han llevado a cabo muchas investigaciones sobre el extraño objeto, algunas
ampliamente difundidas entre el gran público por investigadores más o menos
rigurosos, así como por medios de comunicación especializados, tales como el
“History Channel”. La mayoría han sido realizadas por ingenieros aeronáuticos,
y han incluido pruebas de vuelo y ensayos en túneles de viento sobre réplicas
de la estatuilla, así como la utilización de simuladores. Todos los ensayos han
mostrado resultados cuando menos sorprendentes. El “pájaro de Sakkara” no puede volar porque carece de estabilidad y presenta defectos estructurales, pero si
se le añade un estabilizador horizontal en la cola se convierte en muchos
aspectos en el modelo de un auténtico planeador. Es decir, aunque no vuela incluye
la mayoría de los principios necesarios para hacerlo, algo sorprendente en un
artefacto de más de 2000 años de antigüedad.
Pero, ¿para qué servía realmente esta curiosa estatuilla?
Muchos arqueólogos apuntan a que se trataba de un objeto ceremonial o
decorativo, o bien tan solo de un juguete. Otros estudiosos han indicado la
posibilidad de que se tratase de una veleta, o incluso de una especie de
“boomerang”. Sin embargo, sus características aerodinámicas han hecho pensar a
algunos ingenieros en la posibilidad de que se tratase de una maqueta de un
modelo de mayor tamaño.
¿Descubrieron los egipcios de la época helenística los principios
que dan paso a la construcción de aeronaves 2,300 años antes de los hermanos
Wright? Lo más seguro es que no. Puesto que no se ha encontrado ningún otro
indicio de la presencia de tecnología aeronáutica en el antiguo Egipto, el extraño
objeto podría no ser más que un extraordinario ejemplo de intuición por parte
de alguno de los genios que proliferaban en aquella época en Alejandría, hombres
que como Euclides, Ctesibio, Hiparco, Eratóstenes o Herón se encuentran detrás
de descubrimientos que parecen adelantarse dos mil años a su tiempo. O tal vez las enigmáticas características del “pájaro” no
sean sino fruto de la casualidad. Sin embargo, no todos piensan igual. En
Washington, en el Museo Smithsonian del Aire y el Espacio, se exhibe una copia
de la célebre estatuilla. El letrero que la acompaña reza así: “...los aspectos
funcionales del diseño han hecho que algunos investigadores sugieran que el
objeto había sido hecho con la intención de volar...”
(*) A comienzos de la
década de los 70 del pasado siglo, el gobierno de Anuar el-Sadat se esforzaba
en ganar prestigio en el concierto internacional, y casi cualquier cosa era
excusa para promocionar el país a bombo y platillo. Animado por la perspectiva
de mostrar al extranjero que Egipto había sido nada menos que la patria de la
aeronáutica, el entonces Ministro de Educación, Mohammed Gamal El-Din Mujtar, inauguraba
en el Museo Nacional la primera "exposición de aeromodelismo" del antiguo
Egipto. La muestra reunía un total de 13 antigüedades de la época de los
faraones, todas ellas más o menos
relacionadas por su aspecto con el "pájaro de Sakkara".